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sábado, 12 de diciembre de 2009

INSOMNIO

Sufro de insomnio desde que tengo memoria.

O al menos desde que sé leer, seguro.

Es que no recuerdo qué hacía durante mis noches de insomnio antes de aprender a leer.



"Mamá, no me puedo dormir"

Mi mamá me mandaba a contar ovejitas, contar desde 100 a 0, me enseñaba técnicas de relajación, me dejaba ver tele hasta tarde, me daba un vaso de leche tibia, me dejaba quedarme un rato en la cama con ella. No funcionaba nada, no había nada que parara mi cabeza. Yo me acostaba para dormir, pero mi cabeza seguía dando vueltas. ¿A qué? Esas son otras historias... El caso es que adopté la famosa técnica de leer en la cama para que se cansara la vista hasta caer dormida. Por supuesto, no implicaba una solución de raíz al problema, ya que mi cabeza seguía y seguía, pero me evitaba el terrible sufrimiento del insomnio (aquél que lo vivió alguna vez, me comprenderá), ya que concentrada en la lectura, encausaba el trabajo de mi cabecita hacia las historias que leía. Y leía y leía página tras página, hasta que moría de sueño y aún seguía esforzándome para no dormirme y continuar con la historia que me atrapaba, hasta que finalmente, muy entrada la madrugada, me ganaba el cansancio.

Todas las noches, antes de acostarme, ponía un banco (que usaba como mesita de luz) pegado a la cama. Allí colocaba un vaso de soda, el libro que estaba leyendo y elegía de la biblioteca un par de libros más "en la cola" de libros por leer (por las dudas). Además acostaba a mi lado a todos mis peluches y me ponía a leer, leer y leer.  

Despertaba a la mañana siguiente con la luz prendida, el libro (pobre) desparramado por ahí o tirado en el piso, igual los peluches; y aunque parezca extraño, con todas las energías y el buen humor para disfrutar el día.

Si bien, mi insomnio no me traía consecuencias en cuanto al cansancio al otro día, me traía otro tipo de inconvenientes, como peleas con mi hermana Betsy, cinco años mayor. Resulta que compartíamos el cuarto y a ella le molestaba la luz para dormir. Ella también leía a la noche, pero terminaba mucho antes (no tenía insomnio) y empezaba: "¡¡Apagá la luuuuz!!" Le decía que en un ratito, y después en un ratito, y en un ratito y así... En algún momento se quedaba dormida y no me decía más nada, hasta la mañana siguiente que se encontraba con la luz prendida. ¡Y ahí se armaba!

Yo intentaba apagar la luz antes de quedarme dormida, de verdad. El problema era que cuando me levantaba para apagarla, me desvelaba y la única forma de quedarme dormida era leyendo. Así que por esa época tuvimos varios encontronazos con mi hermana, ¡y era BRAVA!


El problema se solucionó, en parte, cuando se fue a vivir con mi papá. A pesar de eso, la extrañé un montón. En la casa de mi papá también compartíamos cuarto, aunque sólo los jueves por la noche cuando me quedaba a dormir.

Sigo teniendo insomnio; hay épocas mejores, épocas peores, pero siempre hay una pila de libros sobre mi mesa de luz acompañándome en mis noches. Eso sí, cuando me estoy quedando dormida, apoyo el libro en la mesa, estiro la mano y apago el velador.

6 comentarios:

Herchon dijo...

Volvé al Taekwondo... No hay insomnio que se resiste al agotamiento fisico después de hacer deportes!

SA! dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Nicolás dijo...
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SA! dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Enrique Szewach dijo...

Mi insomnio de chico era por el asma. Los ataques de asma, no sé porqué, son más frecuentes en la noche y en la madrugada. No había televisión en esa época. O, mejor dicho, no había transmisión en la noche. De manera que la lectura era mi alternativa única. Además, los libros me distraían de la respiración forzada, de la sensación de asfixia y permitían, psicológicamente, que los broncodilatadores y la cortisona hicieran mejor su trabajo. Los libros en la noche, entonces, eran parte de mi "remedio". No recuerdo que leía. Algún libro de tapa amarilla de la colección Robin Hood, seguramente, pero sí recuerdo el mejor momento de la noche. El interrumpir la lectura al darme cuenta que los remedios habían hecho efecto y que respiraba casi normalmente. Era el momento en que cerraba el libro y me dormía.
Extrano. Recién ahora "descubro" que, aunque por distintas razones, tenemos en común los libros y la noche. Ahora el insomnio no es por el asma. Pero los libros siguen allí, como continua compañía. Te quiero mucho. Pa

soytodatuyanena! dijo...

hola pachacha!!! si! desde que te conozco si te vi una o dos veces de mal humor por haber dormido poco, o nada, es mucho!!!

Y estoy totalmente de acuerdo con Nico, q bueno que te guste tanto leer, y no hagas caso a la idiotez que generan los medios. los medios q este sistema genera para mantener a la gente estupida, mirando tele y diciendo ay pobre mirta, pobre su... manga de fachos!!!

bueno mi keridisima pachacha, sabes que te quiero mucho y sos una gran amiga, una persona capaz de mostrarte la vida y las cosas de una manera muy dulce, pero real... oh si nena!!!

jaja!!!

BESOTESSSSSSSS PACHACHINAAA!!!

q vuelva ladrishop, pero esta vez, bajo control obrero